Quiero inaugurar esta nueva sección en mi blog para hablar de gente que no es tan conocida dentro de las carreras pero que es importantísima para el desarrollo de las mismas.
Me hacía mucha ilusión arrancar esta sección con una persona a la que aprecio y admiro a partes iguales. Y si, además, se cumplen 20 años de su debut en el Campeonato de España… mucho mejor. Se trata de Edu Soria. Mecánico, piloto y amante de este deporte. A muchos ni os sonará, otros muchos seguramente le admiréis como yo, pero seguro que al finalizar estas líneas os preguntaréis ¿Por qué no conocía yo a Edu? Podrás encontrarlo en muchas asistencias siempre con una sonrisa y muuuucha charla. Edu es quien, junto con Borja Moratal y Quique García Ojeda, escribió las líneas de la historia del automovilismo español en una hazaña internacional y yo, personalmente, tengo que agradecerle tener ese libro autografiado y dedicado por él.



Tras innumerables viajes en bicicleta hasta la mismísima puerta de BMR (Peugeot Sport España) para ver fascinado, aunque fuese por dos minutos, cómo trabajaban los mecánicos mientras duraba la puerta abierta y después de haberle hecho la asistencia a algún amiguete en pruebas del regional, se disponía a hacer las prácticas como mecánico en ese mismo equipo que tantas veces había visto trabajar por el resquicio de alguna puerta. Edu iniciaba su viaje en el Rallye Caja Cantabria del año 2000 con el 306 Maxi de Luis Monzón y el 106 Maxi de Roberto Solís. Por aquel entonces, en el equipo le llamaban C15 por la pegatina que llevaban estas furgonetas detrás que ponía “Se lo carga todo”. Siempre estaba dispuesto a cualquier cosa, ya fuese limpiar un coche o cargar una furgoneta.

Aquellos eran los años locos de Puras y en aquella carrera los de Peugeot, con el accidente de Monzón y el lío de la vaca, tenían que conformarse con un tercer puesto de Solís tras el Córdoba WRC de Cañellas. Este resultado no ensombrecería en absoluto uno de los mejores recuerdos que guarda el joven de quien os hablo hoy.
Edu se lío la manta a la cabeza e hizo algunas carreras sueltas durante la temporada del 2000 y en adelante con Saoca Motorsport, el Fiat Punto Kit Car de Leonardo Sabán y con el Mitsubishi EVO V de Ismael Franco para seguir cogiendo experiencia hasta llegar de nuevo a Peugeot Sport en el año 2004 y no dejarlo hasta 2009.
Todo esto compaginado con sus pinitos como piloto en el año 2003 (en el que fue Campeón Junior de Slalom de Madrid) y su debut en el Rallye de Ávila 2004.

Volviendo a su vocación. Dentro de la escuadra del león vivió con intensidad un Campeonato de Europa en 2006, un IRC en el que, con Ojeda, Barrabés y el 207 S2000 fueron vencedores en el año 2007, y varios Campeonatos de España que cerraron su etapa en el equipo de Borja Moratal con la victoria obtenida por Ojeda en la temporada 2008 frente a Sergio Vallejo. De aquella vitoria surgió un reportaje en el Circuito del Jarama de la revista Auto Hebdo Sport en el que se enfrentaba el Porsche contra el 207 y que hizo que los de Nupel Team entraran en escena y fichasen a Edu para llevárselo a tierras gallegas.

Desde 2010, Edu Soria deja de dedicarse a tiempo completo a las carreras y se convierte en freelance para el Subaru Rally Team Spain con Ojeda y Ceballos, con MBoss Racing y los Marbán (hasta la fecha, todos los años, ha estado en alguna carrera con ellos), con el equipo GPR de Rubén Gracia (trabajando con el Twingo R2 de Alberto Monarri), de nuevo con Ojeda en 2013 y 2014 en el equipo Citroen con el DS3 R3T. Además, la temporada 2014 la compaginaba con el Trofeo Race de Turismos en calidad de piloto con un Ford Puma patrocinado por el Circuito Tepesa y con el apoyo incondicional de Daniel Marbán y el equipo MBoss. Entretanto, entrenaba duro en el karting para trasladar toda esa experiencia a su aventura en los circuitos.

En 2015, gracias a Todoracing Sport y los hermanos Navarro, llegaba su temporada en Opel Motorsport Team Spain (donde tuve la suerte de coincidir con él y compartir grandes momentos), con Vallín y Paniceres, y las dos últimas temporadas las ha disfrutado, gracias a Víctor (Pastrana) y Félix Fernández, en el Equipo Llanes Motorsport, con Miguel Fuster, con quien fueron Campeones de España en el año 2018
Durante esos dos años en el equipo Asturiano, también hacía las labores de instructor en Volkswagen Driving Experience, gracias a Nico Abella, con personalidades como Jordi Gené o Luis Moya.

¿Cómo empezaste en esto?
No tengo ningún origen familiar en las carreras. Madrid tampoco es una comunidad en la que abunde el automovilismo. Desde muy pequeño me encantaban los coches. A todas horas jugaba con coches, pensaba en coches, veía vídeos de coches… y la chispa se me encendió en el año 90 con el primer mundial de Carlos Sáinz y la repercusión que hubo. Poder ver imágenes de rallyes en los telediarios me enganchó a este mundo. Tras esto empecé también a competir en slot y pude conocer a mucha gente del mundo de los rallyes. Hice la selectividad, pero decidí hacer un grado superior de Automoción porque yo lo que quería ser era mecánico de competición y ésta era la mejor forma para llegar. Tuve que buscar un instituto que tuviese prácticas en Peugeot Sport y aún así tuve un problemilla y me toco pelear con el director y llevarle a ver a Borja Moratal.

De todos los pilotos con los que has trabajado… ¿Con cuál has trabajado mejor?
Pues te soy sincero. Con todos he trabajado muy bien, pero obviamente en mi retina tengo guardados muchos recuerdos, sobre todo con Jonathan de Miguel que fue el primer piloto con el que pude trabajar en Peugeot Sport España. Me enseñó muchísimo e incluso me dio un curso de conducción y notas durante varios días en Santander para ayudarme a preparar mi debut en el Rallye de Ávila. Le tengo un especial cariño y puedo decir que es un buen amigo mío.
Lógicamente, con Ojeda también tuve un feedback buenísimo desde el primer minuto y aprendí muchísimo de él y de los ingenieros de Peugeot Sport, Daniel Serrano y Jorge de la Fuente. Quique nos enseñó mucho de sobre la puesta a punto del coche y a día de hoy sigue siendo un referente europeo en este aspecto.
¿y con cuál peor?
La verdad es que ha habido pilotos que ha sido delicado trabajar con ellos y se podría decir que algunos han tenido un carácter “especial”, pero no me mojo con ninguno porque por lo general, trabajar con la mayoría ha sido un lujo.

¿Qué equipo has visto que contaba con más medios?
Aunque he tenido la suerte de trabajar en muy buenos equipos. El equipo con más medios es el oficial 100% con el respaldo absoluto de una marca. En Peugeot Sport se contaba con todo eso, pero también es verdad que eso conlleva una enorme responsabilidad y teníamos todo el día la espada de Damocles encima.
No puedo dejar sin mencionar a Llanes Motorsport y MBoss Racing. Ambos bien estructurados y que tienen muy poco o nada que envidiar a cualquier equipo oficial de los que hay ahora mismo en el Campeonato de España.
¿Alguna vez te han pedido que hicieses algo que no pasaría una verificación de la RFEdA?
¡Nunca! Jamás nadie me ha obligado a hacer algo que no pasase una verificación técnica o de seguridad. Lo que si puedo decirte es que estos 20 años de mi trayectoria como mecánico sí que he hecho “muchas cosas” para que el coche llegase al final del rallye. Lo digo entre comillas porque es un juego que todos los equipos practican, todos saben que existe y forma parte de este deporte.
Una de esas veces en las que haces todo lo posible porque el coche llegue a final de tramo… Panizzi nos vio haciendo un ‘apaño’ en un tramo de enlace. En ese momento sólo me salió decirle un «sorry», pero hizo un gesto con la cabeza como que a él no le importaba. ¡A Panizzi le vas a explicar tú estas cosas! ¡Él sabe perfectamente que los rallyes se ganan en los tramos! La mala suerte hizo que detrás de Panizzi pasase un observador de la FIA y nos invitaron muy amablemente a abandonar.

¿Cuál ha sido tu mayor reto en una asistencia?
Se me viene a la cabeza una asistencia en el Rallye Barum de 2007 cuando Quique iba primero… llegó con un problema indefinido en la transmisión. Se pensaba que por cómo actuaba el coche al acelerar y al frenar que podría ser una transmisión. Me acerqué al control de entrada para ver si podía ver algo y no vi ninguna transmisión rota. Lo que se decidió fue poner un equipo de transmisión completo en una mesa: una caja de cambios completa, árbol de transmisión, las cuatro transmisiones y el diferencial trasero. Tan sólo 4 mecánicos y un ayudante externo nos pusimos a trabajar en el coche dos personas delante y dos personas detrás (En aquella época en Peugeot Sport teníamos el récord cambiando una caja de cambios en menos de 14 minutos). Tirados en suelo, mientras desmontábamos en la parte de delante, los compañeros se dieron cuenta de que el problema estaba en el diferencial trasero y tuvimos que deshacer lo hecho y volver a montar. Jordi Barrabés entregó el carnet justo en el momento sin penalizar bajo el aplauso de todos los aficionados que había allí para el equipo.
Por añadir otro reto. Recuerdo un Rallye de Ourense con Marbán en el Mitsubishi EVO X y un semieje roto que no éramos capaces de sacar entre Jesús, David y yo. Finalmente, Jesús logró sacarlo a martillazos. En MBoss Racing no tenía compañeros. Tenía amigos y eso siempre fue un verdadero placer.

¿Cuál ha sido tu mejor momento?
Los momentos buenos son incontables, pero tengo que decir que cuando ganamos el IRC. Cuando empezaba como mecánico de carreras era algo que veía inalcanzable y llegar a ese momento… es indescriptible. Hubo rallyes en los que trabajábamos 36 horas seguidas para que todo estuviese a punto. Llegamos incluso a cambiar una bomba de agua en 4 minutos para penalizar lo menos posible y todos esos detalles nos llevaron a ese gran momento.
¿Y el peor?
Sin duda el peor momento de estos 20 años fue cuando Joan Vinyes y Xavi Lorza tuvieron el accidente en el Rallye de Avilés de 2005. Creo que no hace falta hablar de este accidente porque todos lo conocemos. A mi compañero Jesús Carrasco y a mi nos llamaron para ir a recoger el coche al tramo y no parábamos de escuchar por la radio que Xavi estaba bastante mal, pero mi jefe de equipo intentó tranquilizarme diciéndome que todo estaba bien. De camino al tramo tuvimos que parar porque vimos un aficionado que llevaba un trozo de escape. Me enfadé bastante porque no sabía nada del estado de salud de Vinyes y de Lorza y me parecía horrible que alguien estuviese intentando llevarse un recuerdo de aquello. Cuando llegamos allí nos derrumbamos al ver el coche. Para que te hagas una idea; la nodriza (que es el depósito de aluminio pequeño donde van las bombas de gasolina y que va situado dentro del depósito de combustible) la cogí de un árbol. Recuerdo que llamé a mi padre llorando para decirle que lo dejaba. Es lo más crudo de las carreras. A todos nos gustan, pero no tenemos que olvidar que son peligrosas.
De todos con los que has trabajado… ¿Cuál ha sido tu coche favorito y por qué?
Me cuesta mucho responder a esta pregunta porque he tenido la suerte de poder trabajar con muchísimos tipos de coches. WRC, S1600, S2000, Kit Car, Gr. N+… Pero voy a decir el Peugeot 207 S2000 por ser el coche que más nos hemos currado. Estuvimos tres semanas en Peugeot Sport Francia para poder montarlo allí en el equipo oficial. Es el coche que más cariño tengo.

¿Y el peor?
Creo que nunca he trabajado con coches malos, pero si te puedo decir que el Peugeot 206 S1600 era el más ‘delicado’. Por más horas que le echaras siempre te podía dar problemas. Se invirtió mucho dinero en el mantenimiento de esos coches y aún así pecaban de fiabilidad. Motores que giraban a 9000 vueltas imagina lo limitada que era la vida del motor…

¿En qué equipo te has sentido mejor valorado?
En todos me he sentido querido. Siempre he intentado hacer mi trabajo lo mejor posible y habré cometido errores como el que más, como cuando en el Rallye de Madeira me dejé un tornillo flojo y perdimos un puesto, pero si he tenido una virtud se la he intentado dar al equipo.
¿El desprecio más grande que te han hecho en un equipo?
En ningún equipo he buscado reconocimiento ni palmaditas en la espalda. Borja Moratal me decía que mi trabajo era hacer ganar el coche y todo lo que no fuese eso, era una derrota. No quiero que me alaben ni que me desprecien.
Uno de los peores momentos que he pasado fue en el Rallye de Canarias de 2009 con el equipo Nupel. Cuando Sergio Vallejo ganó con el Porsche y subió al pódium a recoger el trofeo, públicamente cogió el micrófono para dar las gracias a un solo técnico por esa victoria. Por aquella época sólo éramos dos técnicos trabajando en la nave de Lugo y recuerdo como todo el equipo me miró consciente de lo mal que podía sentirme yo en aquel momento. Además, opino que cuando se gana, gana el equipo y cuando se pierde, pierde el equipo.
Otro momento fue cuando Jorge Dorribo, que en paz descanse, micrófono en mano en la cena del Rallye Costa Brava al vencer el Campeonato de España agradeció de nuevo al otro técnico el trabajo realizado porque había hecho el único Porsche campeón de España, como si fuera el único técnico.

¿Con qué prueba del Nacional te quedas?
El Rallye de Canarias para mí es brutal. Fui por primera vez en el año 2004 e hicimos doblete. Es un rallye que explota muy bien el merchandising, el marketing y es capaz de llenar de aficionados el Parque Santa Catalina. Es un ejemplo de rallye y de afición. Llanes también me encanta y es un rallye al que tengo muchísimo cariño.
¿Y de las internacionales a las que has ido?
Te hablo desde mi perspectiva como mecánico. Me quedé bastante fascinado con el Rallye de Ypres. El entorno al lado de la catedral es precioso. El público, el ambiente… es una verdadera pasada, aunque nosotros lo pasamos bastante mal porque tuvimos que desmontar el coche entero en las verificaciones finales.
También me quedo con la Superespecial del Rallye de Barum. Se cierra el pueblo entero para celebrar el tramo de noche y se ponen los pelos de punta.

¿Con qué te quedas de estos 20 años?
Con el compañerismo. A día de hoy mis principales amigos son gente de Peugeot Sport. Aprender a trabajar en equipo y confiar los unos en los otros para que, sin tener que preguntar nada a nadie, en 18 minutos que dura una asistencia cada uno supiese lo que tenía que hacer.

¿Cuál es tu piloto favorito del panorama nacional actual?
Me quedo con Iván Ares. Es alguien majo, con mucho empuje y con un gran equipo detrás. Buenos equipos y profesionales.
¿Y de entre los copilotos, con quién te quedas?
Para mí, Borja Rozada y Víctor Ferrero que, además de amigos, son gente que ha hecho del copilotaje el profesionalismo puro.

Si pudieses revivir una temporada… ¿Qué año sería?
Puede que lo lógico sería decir 2007, pero no. Volvería a 2004. Mi primera temporada como mecánico profesional del equipo Peugeot. Porque es la primera, cuando menos sabía, cuando más abiertos tenía los ojos, cuando más escuchaba y cuando más disfrutaba porque hay que decir que los tramos nocturnos también son memorables.
De tu época como piloto…

¿Qué te motivó a dar el salto?
Quería conocer desde dentro cómo eran las carreras y demostrarme a mí mismo que podía intentar llevar deprisa un coche. Es algo que desde pequeño siempre me gustó y leía todos los libros posibles de conducción deportiva, que era la única forma que tenía de aprender. Está mal decirlo, pero cuando ya tuve coche buscaba sitios alejados, donde no pudiese poner en peligro mi integridad ni la de nadie, e intentaba poner en práctica lo que había leído en tantos libros. No tuve opción de que nadie me enseñara ni la posibilidad de hacer cursos de conducción como se llevan ahora.
¿Cómo se ve desde el otro lado?
Muy difícil. Hay que trabajarlo mucho y tener mucha disciplina. Como consejo, diría que hay que escuchar a los que saben, rodearse de buena gente y evitar estar cerca de personas negativas. En este deporte hay gente muy maja y gente “difícil”.
¿Con qué coche te quedas?
No tengo mucha experiencia, ni muchos coches con los que haya corrido. Me quedo con el Peugeot 106 Rally, que es con el que hice mi primer y único rallye.

¿Con qué carrera te quedas?
Aunque el Rallye de Ávila fue muy especial y fue uno de los días más felices de mi vida, me quedo con la última carrera del TRT. Las dos últimas vueltas las hice llorando dentro del coche de carreras porque sabía que eso se acababa. Hay un vídeo en el que se me ve intentando ir deprisa, llorando a voz partida y dando las gracias a toda la gente que lo había hecho posible. Sin pedirlo, fueron muchos los que vinieron a ayudarme. Entre ellos, el apoyo de Talleres Moya Sport, con Carlos a la cabeza. Javi, David, Jorge, Sergio, mi novia… y a todos los que sabéis que estuvisteis ahí.

Resume tus últimos 20 años en competición con una frase.
«El futuro pertenece a las personas que creen en la viveza de sus sueños».
A partir de esta frase se crea todo en la vida. En mi caso pude hacer lo que realmente quise: hacer de mi oficio mi pasión. Poca gente puede decir que puede estar deseando levantarse y poner una sonrisa para ir a trabajar.
¿Algún consejo para un joven que quiera comenzar como mecánico en el Nacional?
Este no es un trabajo común. Te tiene que gustar mucho y tienes que llevarlo dentro porque para conseguir un buen sabor de boca, se pasan muchos malos sabores de boca. Mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucho frío, mucho calor, mucha lluvia… pero sobre todo debes querer ser mecánico de carreras. Escuchar a los que saben y hacerte tu hueco.

Y para finalizar… ¿Agradecimientos?
Por supuesto. Es lo único que tengo de esto 20 años en las carreras. Tengo mucho que agradecer a mis padres y a toda mi familia por la paciencia que han tenido conmigo llevándome a las carreras antes de tener el carnet.
A mi mujer por ese ‘permiso’ fundamental, por cuidar de la niña y hacerse cargo sola de la casa cada vez que me tengo que ir de rallye.
Agradecimientos también para amigos como Javi y Jose Criado, Marcos, David, Mariano… gente con la que empecé hace muchos años a hacer, con mucha ilusión, nuestros primeros cochecitos de carreras en Ugena (un pueblo de Toledo). A ellos les debo el poder empezar en este mundillo.

A Carlos Moya y a su padre Ramón, que en paz descanse, que creyeron en mi con Talleres Moya Sport, dejándome tener el 106 y el Puma de carreras en sus instalaciones. Siempre han estado como apoyo y puedo decir que es un gran amigo mío.
A toda la gente que hizo posible poder estar en el TRT. A muchos ya los he nombrado pero no quiero dejarme a nadie. A la gente de Tepesa, a Javier Cabanas que hizo posible que pudiese correr. A David, Sergio, Jorge… y a todos los que se acercaron a saludar por el box.

Edu es como esos ancianos que en todos los cumpleaños dicen que va a ser el último, pero luego viven casi eternamente. Siempre dice que este será su último año en las carreras y al año siguiente vuelves a verlo con la misma energía repitiéndote lo mismo. Este año, celebra su segunda década en los rallyes y durante esta entrevista me ha vuelto a decir que le queda poco para retirarse, pero estoy seguro de que no. Seguirá compartiendo esta afición junto con otras como el MTB o el kart con el que rodaba, a modo de entrenamiento, para luego subirse al Ford Puma y darlo todo en el Jarama.
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Muy buen trabajo Jorge. No queiro imaginar la cantidad de fotos que debes de tener, impresionante. Un placer veros en cualquier punto siguiendo ese olor a gasolina que tanto gusta. Mi más sincera enhorabuena!!!!
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Estaré esperando una segunda entrega!!!! Jajajajajajajaj 😉
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