Ahora que estoy subiendo innumerables galerías a la web… me doy cuenta de que en ella ya no veo fotos, sino recuerdos. Una de las últimas que he subido es del Rallysprint de Chinchón del año 2013 y, revisando su contenido e inspirado por una breve conversación con el gran Vivi García (de quien estoy deseando que nos cuente lo suyo) me aventuro a contar uno de los momentos de más tensión que he vivido en una cuneta.
Puede que la memoria me falle y mi mente recomponga algunos fragmentos a su placer, pero creo recordar que llegábamos a la primera pasada por el tramo de La Aldehuela. La zona donde me iba a poner a echar fotos no era nada del otro mundo; una zona bastante rápida a la salida de una curva a derechas que enlazaba a pocos metros con una de izquierdas.
El primero en pasar es Dani Marbán con el Mitsubishi evo X y me doy cuenta de que no estoy en un buen sitio para la foto y durante ese aproximado minuto entre coche y coche me muevo a penas unos 50m hacia la salida de la curva a derechas. Allí llegaban muy deprisa y se encontraban la curva tras un pequeño rasante. Escucho el inconfundible motor y los frenos antes del rasante. Llegaba Marbán padre con el flamante 206 WRC y ahora si estoy contento con la foto y el sitio.
El siguiente en aparecer tenía que ser Domenech con el EVO IX atómico. Le escucho bastante antes de lo esperado. Viene recortando tiempo al WRC pero sólo les escucho acelerar y no escucho la frenada en el lugar donde se la había escuchado antes al 206, que era antes del rasante. El Mitsubishi aparece completamente atravesado en un intento desesperado de controlar la montura y no salir del asfalto. Se acerca a mi con una velocidad e inercia que, por un momento, me bloquea y entre todo el polvo escucho a Esther (Que estaba bastante alejada) gritar mi nombre. Por un instante llegué a pensar que el coche me había golpeado, pero no (Había algunas fotos por ahí en las que se me veía dar el saltito justo para que no me tocase).
Domenech, se desliza marcha atrás por una zona llana de pasto seco. Sin guardarrailes, sin barrancos… ha sido una salida de lo más limpia y sin consecuencias. Recuerdo cómo en ese momento corrimos hacia el coche para empujarlo y que pudiese seguir el rallye, pero tanta hierba seca que había arrastrado había dejado el coche empanzado y no éramos capaces de sacarlo de ahí. Después de varios intentos, Domenech para el motor y un leve humo comienza a aparecer por la parte delantera del vehículo. Juraría que comenzó en una de las llantas; puede que algo de paja se quedase en contacto con el disco, aunque el tubo de escape también podría haber sido el responsable. En cuestión de segundos… el coche es una bola de fuego. Afortunadamente, piloto y copiloto están fuera pero a partir de aquí comienza la locura. Paramos a todos los coches que pudimos para pedir extintores pero ya se veía imposible… el fuego se estaba extendiendo más allá del propio coche y reservamos algunos extintores para que el fuego no cruzase la carretera. Sólo nos quedaba verlo arder con angustia…
Helicópteros con agua, bomberos forestales… el despliegue fue increíble y en muy poco tiempo, pero poco se podía hacer por el Mitsu. Las llamas lo habían devorado por completo. Ríos de aluminio recorrían el suelo y todo ante la mirada de Ángel Domenech que vio cómo su ilusión y el trabajo y esfuerzo de mucho tiempo se desvanecían en minutos…
Como nota divertida, entre todo el caos recuerdo un chaval protestando porque le habían roto la ventanilla del coche. Resulta que el muchacho se había ido lejos y como no aparecía se la rompieron para que no se lo llevase el fuego por delante…
Sinceramente, no recuerdo el resultado de aquella carrera pero sí recuerdo las agujetas del día siguiente por la tensión del momento.









